Cuando compramos acciones de una empresa que cotiza en otra divisa estamos sometidos a diferentes riesgos. El primero y más importante es el riesgo de mercado, que está implícito en todas las operaciones bursátiles, y que incluye todos los posibles riesgos de que caiga la cotización de las acciones que hemos comprado. Estos pueden ir desde que el negocio de la empresa vaya mal por razones intrínsecas de su propia operación hasta que los países en los que opera tengan algún problema, pasando por cambios legislativos que afecten a sus resultados o por que su sector esté en una fase de recesión.
Pero el hecho de que cotice en otra divisa hace que también estemos sometidos al riesgo de tipo de cambio. Es que es muy importante tener presente que la apreciación o depreciación del euro influirá en nuestros resultados si tenemos acciones que cotizan en otras monedas.
Influencia del cambio de divisa
El cambio afecta y mucho. Y afecta tanto a la valoración de la cartera como para el cobro de dividendos.
En la valoración de la cartera
A medida que avances en la construcción de tu cartera, empezarás a valorar la calidad de las empresas y las buscarás allá donde estén. Eso te llevará a tener empresas estadounidenses y estar expuesto al dólar. O a comprar empresas británicas y estar expuesto a la libra. O a tener empresas suizas y estar expuesto al franco.
La consecuencia es que la valoración de tu cartera en euros dependerá de la marcha de las cotizaciones de las empresas que la componen, pero también del cambio de divisas con las monedas en las que cotizan.
En el negocio de la empresa
Hablamos de moneda de negociación, que afectará directamente a la valoración de nuestra cartera pero también nos afecta, y mucho, las monedas de los mercados en los que opera cada empresa. Por ejemplo, si la moneda propia está débil respecto a la moneda de los mercados en los que opera, facilitará las exportaciones y mejorarán sus beneficios. Y al revés, una moneda propia fuerte encarecerá sus productos en los mercados en los que los comercializa y afectará negativamente a sus resultados.
Esa es la razón de que muchas veces las empresas presenten en sus resultados los números reales y los números con la «divisa ajustada», que es una manera de defender ante los accionistas que la empresa va bien pero que la divisa les ha jugado una mala pasada.
En el cobro de dividendos
Cuando la libra está débil recibirás un importe mayor de dividendos provenientes de tus empresas británicas en euros. Por contra, una libra fuerte hará que tus dividendos en libras tengan un importe más pequeño en euros.
Y obviamente esto es aplicable a cualquier par de divisas: Dólar-Euro, Libra-Euro, Franco-Euro, etc…
La conclusión inmediata es que no puedes obviar el efecto del cambio si tu objetivo es tener una renta por dividendos estable. Por eso, mucha gente toma medidas como:
- Que un importe elevado de la cartera pague sus dividendos en euros, es decir, que una parte importante de la cartera corresponda a empresas españolas o de empresas europeas que operen en euros.
- No comprar todas las empresas en Estados Unidos, aunque allí estén las más adecuadas para nuestra estrategia.
- Tener varias divisas presentes en la cartera para que a largo plazo el efecto del cambio se diluya entre ellas.
Estrategias con el cambio de divisas
No hacer nada
El efecto del cambio se compensa a largo plazo y además es muy difícil de aprovecharse de él. Por ejemplo, si inviertes en empresas americanas muy internacionalizadas, una gran parte de sus ingresos se realizan fuera del país y, por tanto, un dólar débil las beneficia. En consecuencia, aunque un dólar débil penalice a la valoración en euros de tus acciones estadounidenses, lo cierto es que como propietario de la empresa esta situación es beneficiosa para ti, porque tu empresa ganará más. Además, un dólar débil implicará que comprarás las acciones baratas pero cobrarás también menos dividendos.
¿Qué hacemos entonces? La respuesta para muchos inversores es «nada, ignorar el cambio». Porque te beneficia para unas cosas y te perjudica para otras y, a largo plazo, te encontrarás situaciones con un dólar fuerte y situaciones con un dólar débil, y las oscilaciones en el cambio se acabarán compensando.
Es más, un efecto curioso es que, cuando tienes una cartera de un cierto volumen, el aumento de los dividendos por el cambio de divisas te permitirá compensar el mayor coste de comprar las acciones. Es decir, cuantos más dividendos en otras divisas compras, el aumento de esos dividendos por el cambio de divisas te permitirá comprar más caro en euros. Esto es completamente teórico y está explicado en este artículo, con la idea de hacer entender que un cambio beneficioso para comprar es perjudicial para comprar dividendos, y al revés, y que cuando cobras muchos dividendos, estos compensan las oscilaciones en los importes de las compras.
Aprovechar el cambio
Difícil, desde luego, pero mucha gente lo intenta. Cosas que puedes hacer, por ejemplo, son:
Tener cuentas en otras divisas
Es decir, cuentas en dólares, libras, francos, etc… La idea sería comprar moneda cuando el cambio te favorezca. Te favorezca según lo que ha hecho en los últimos tiempos, se entiende, porque nadie te garantiza que lo que pasó en el pasado volverá a pasar en el futuro. Igual compras pensando que está muy barato y luego se pone mucho más barato…. Una vez comprada la otra moneda, el cambio deja de tener importancia, porque las acciones las cobrarás en esa moneda, los dividendos los cobrarás en esa moneda y el cambio dejará de afectarte hasta que vendas tus acciones y vuelvas a cambiar tu dinero a euros.
Aprovechar las oscilaciones de los cambios de divisa para comprar moneda extranjera barata y luego poderla utilizar cuando aparezcan oportunidades de inversión es sólo una parte. En ella te apoyas en que los cambios se repetirán en el futuro, así que aprovechas cuando los ves baratos para comprar.
Pero también hay otra parte, que es el hecho de no pagar comisión de cambio cada vez que haces una compra o una venta o cobras un dividendo. Sólo pagas una vez la comisión al transformar tus euros a la moneda que sea y, como mucho, otra vez cuando los vuelves a convertir en euros para gastarlos. En medio todas las operaciones serán en la moneda que estés utilizando.
¿Es importante esta segunda parte? Pues relativamente. Puedes ver en estos artículos el efecto de la cuenta en dólares en el cobro de dividendos y en las rotaciones. Estos dos ejercicios no dejan de ser una simulación, pero el resultado nos deja ver que el efecto es bastante moderado.
Comprar divisas deprimidas
No me refiero a invertir en Forex (en divisas), sino comprar empresas en los mercados donde el cambio de divisa favorece que compres barato en euros. Así, si la libra está por los suelos es el momento de comprar empresas británicas. El problema, una vez más, es que no sabemos si el hecho de que la libra esté barata es algo circunstancial o si es el nuevo escenario en el que nos moveremos a partir de ahora.
Y si quieres saber más…
Si quieres profundizar un poco más sobre la inversión en dividendos en el extranjero lee los siguientes artículos:
- El efecto de la cuenta en dólares en el cobro de dividendos.
- El efecto de la cuenta en dólares en las rotaciones.
- Compensación de las variaciones en el cambio de divisas entre compras y dividendos.
Si quieres saber más sobre invertir en dividendos en el extranjero lee esta página. Y si prefieres entrar en profundidad, aquí tienes artículos concretos sobre la inversión en dividendos en el extranjero.